sábado, julio 29, 2006

Ebriedad

Maldito destino o simple azar que me mueves en este mar ebrio de soledad y racionalismo incomprensible, ahogándome en olas perdidas de licor que me refriegan su tormentosa brisa de ideas suicidas, fragmentando mi cuerpo en pedazos, destrozando un rompecabezas finamente armado, rescatando ideas naufragas que se perderán posteriormente en una isla de sin-sentido.
A la izquierda se atisba el abolengo y la servilleta, la boca cerrada y la cabeza sumisa, al centro la duda y el grito desgarrado durante siglos, a la izquierda una gota más de licor que produce nauseas, sentimientos desparramados en un vaso de hielos derretidos, implorando perdón, y una canción que me dice que el mundo sigue dando las mismas vueltas de siempre.