Minuto de embriaguez
es perderme en mis deseos alcoholizados, en mi vida de carne, en mis cuerpos platónicos,
para drogarme con mis amores creados, de historias mundanas,
terminar escupiendo una bocanada de humo, figuras retorcidas de mundos efímeros,
mi inconsciente salvaje retorciéndose,
mis lágrimas perdidas en la utopía anhelada,
mi cordura invertida,
leo a Rimbaud,
veo a Pasolini,
y en un preciso instante, fugaz, perdido, olvidado,
empezarás a escribir conmigo esta historia,
que albergará dos corazones,
de sentimientos destruidos, adornados de metáforas simples, versos jadeantes,
que apuntan a lo imposible, a lo profundamente estrellado,
donde mi mano comienza a articular un “te quiero”.