jueves, abril 26, 2007

Don Hernán

Espero en la mesa del restaurante de siempre, aquel antro de ratas que forma parte de los tercios de vida de mi madre, entre miradas adustas, risas efímeras, vales pinchados, rabias acaloradas, hallullas mutantes, churrascos, completos italiano y completos completo, aceite frito de papas, jugos aguados, bandejas y trapos.

Yo también formé parte de esa familia burda, de patrones y servidumbre barata pero sólo por un par de semanas durante el verano pasado.

Me hice un par de conocidos; simpáticos/as en general, los meseros que se tomaban los jugos servidos, el “planchero” comunista, el señor panóptico, la tía del baño (todos explotados y muy heterosexuales).
y don Hernán. (también anfitrión del W.C y persona servil por naturaleza)


Durante ese tiempo mantuve un bajo perfil a ultranza (bueno como casi siempre), ningún atisbo “mariconcito”, ningún paso en falso, ninguna pista para ser delatado, aunque a primera vista nadie diría nada especial de mi, ja! Bueno a menos que quizás comparta un copete conmigo. Uno suele jugar y pasearse por los estereotipos con alcohol entre sinapsis.

En fin este caballero era muy amable conmigo, siempre me decía “Pablito”, “Pablito, no trabaje tanto...pobrecito”, “Siéntese a comer la colación Pablito yo le cubro”, “Pablito...Pablito...”

Don Hernán era medio amanerado, yo lo atribuía al “ser cariñoso”, aunque era medio engañoso quizás, no lo sé. La cosa es que o me tenía un cariño especial, o en fin yo le gustaba al viejito éste.

Yo me dejaba querer, ja, aunque nunca insinué nada. Buena gente el caballero...
En fin, hoy estaba esperando el completo canceroso, la bebida aguada de maquina, cuando se me acerca mi querido “tío”. Repentinamente me dice “Pablito... no lo había ubicado así vestido (yo andaba de camisa café, jeans negros), no vaya a ser que se me haya casado”.

Yo respondí risueño: “No como se le ocurre don Hernán, quizás más adelante, por ahora no”.

El me responde: “No”po Pablito, usted es igual que yo, yo tampoco me puedo casar, ve que los dos estamos condenados al infierno”.

Don Hernán sonrie y se va al baño (su lugar de trabajo), mientras confirma que la comunicación sobrepasa las palabras.

Plop.

1 Comments:

Blogger Nicolás said...

jAUAJauAJauA!
don Hernan
=S!
ke miedo el..
jaUAjaUajAUaA!

en fiin
espero ke no te vayas al infierno!
yo no lo hare (a)
a menos ke te conozca!


saludos i te cuidas!
bye

hablamos!

12:06 p. m.  

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